“Más de lo que ves” era el eslogan de estos juguetes (la mayoría de una aleación de metal muy especial y de plástico) que tenían sus comerciales de media hora que salían todas las tardes con sus aventuras.
Desde que la extinta Iga “juguetes con vida” sacaba estos productos en nuestro país yo quedé embelesado con esos monigotes que se transformaban de “¡vehículo a robot y de robot a vehículo!”.
Nací en 1979, 1985 fue un año difícil para los chilangos, lo del temblor y lo de San Juanico fue bastante para una sociedad azotada por la crisis petrolera, pero en nosotros los niños de ese entones no había razón de preocuparnos más que por la próxima venida de los Reyes Magos y que era lo que nos iban a traer.
De más niño tuve mi triciclo “Apache”, y muchos carritos, junto con juguetes hechos de ese plástico que ahora se dice contienen sustancias mortales (me pregunto ¿por que no morimos muchos niños entonces?), pero a mis 6 años lo demás no me importó, nada era más deseado por mí que unos Transformers. Pura madre. Ese año no me trajeron más que un transformer pero chafita, osea pirata (eso sí, me gustaba un buen), a mi primo el “nice” sí le trajeron su transformer “el avión negro-gris” pero, como es común, a ese wey ni le gustaba, nada más para presumir y yo no tenía más que esperarme a mi cumpleaños para esperar un transformer (esas mamadas del día del niño nada más me daban pa mis dulces, literalmente). Entonces el día de mi cumpleaños, diez meses después, llegó mi padre a la casa (desde que cumplí dos años no me harían fiesta hasta que cumplí 18) y llegó con un pinche ¡TRANSFORMER! ¡No mames! Mi primer transformer fue uno chiquito, de hecho era de los más chiquitos, un auto azul que se transformaba, ya sería hasta los reyes de 1986 que me iría bastante bien, me trajeron en casa de mis papás al otro avión “el azul”, en casa de mi padrino “Bumblebee” el original, es decir el vochito rojo y otro transformer pirata. Es decir ya tenía ¡4! Y ya podía hacer mis batallas campales como la veía en mi tele blanco y negro.
El siguiente, fue el mejor de todos, debajo de mi cama yacía en su caja negra con vivos rojos y azules, el mejor transformer de todos los tiempos, el épico, legendario y deseado Optimus Prime, ese trailer rojo con una gigante caja gris que se abría y tenía dentro un cochecito azul, una cabina con un brazo mecánico que se elevaba y disparaba misiles de plástico. Pero lo mejor era el mismo Optimus, estaba hecho en su totalidad de esa aleación de metal, sólo sus ventanas y sus puños “escupibles” que cargaban una pistola de color plateado eran de plástico, este aún lo conservo en su caja, es mi juguete favorito y algún día lo heredaré, estoy seguro.
Los siguientes años llegarían más, la patrulla, “Soundwave” (el walkman que tenía como cassete un pterodáctilo), el tiranosaurio rex (esos transformers dinosaurios ruleaban), la grúa naranja, lamentablemente sólo dos de los 8 transofrmers verdes que formaban al gigantón que salía en la caricatura, el Jeep y los últimos que me trajeron fueron los que se transformaban en tres, un tren/avión/robot y un tanque/avión/robot.
Un wey que vivía por la casa de mi abuelita fue el único que conocí que tuvo al pinche Megatrón, según mi padre, nunca lo vieron y sí lo buscaron ya que era escaso y uno de los más caros., y ese wey lo tenía y lo presumía, obviamente era un juguete muy chido, ese robot quien sabe como se transformaba en una pistola negra, estaba chido, pero nunca se igualó a Optimus, y ese me lo envidiaban a mí, ya que tampoco era muy fácil conseguirlo.
En aquellos días imaginaba el vocho de mi papá convertirse como Bumblebee, o los coches que pasaban en la calle, haciendo ese peculiar sonido transformarse en robots gigantes, era divertido.
Los años pasaron y los Transformers pasaron varias etapas, los nuevos transformers, los Transformers de animales, etc, etc. Al crecer se van dejando esas aficiones y adquieres otras, la mayoría de mis transformers están ahí (la mayoría de ellos incompletos, claro, mis manos de estómago) y los dejé mucho tiempo hasta que se estrenó Transformers en 2007 y transformers 2 en 2009.
Literalamente arrastré a mi novia a ver las películas, ella no tenía idea de lo que estos monigotes significaron para mí hasta que me vio todo emocionado y conmovido al ver esos efectos especiales cuya historia, la verdad me importaba un cacahuate, yo fui a ver las películas para ver a los coches y aviones transformarse y darse de madrazos, nada más, por lo que Transformers 1 y 2 han sido para mí películas geniales, que repitiendo otra vez el dicho de Siggy “Pinches mamadas, ¿Por qué sacan esas películas ahorita y no cuando éramos niños” bueno, más vale tarde que nunca.
Esta escena valió el boleto.
3 comentarios:
pues no deje este comentario para atacar tu gusto pero pues esta es mi opinión sobre esa peli
http://www.escapistmagazine.com/videos/view/escape-to-the-movies/797-Transformers-Revenge
Jajaja esta bastante divertido. La verdad estoy consciente que son muy malas películas, pero recordemos como era la caricatura, no tenían sentido éstas y además no había una historia profunda ni mucho menos. Consciente también estoy de que Bay noe s un buen director, y que en cierta forma los robots no tienen peleas épicas (como en 300) pero eso en verdad nunca me importó, lo que es la idealización de un sueño y la verdad con expectativas realmente bajas puedes disfrutar como si fuera uno un niño. Saludos y gracias por comentar Dante.
claro, comprendido totalmente, igual quería compartir el video, un saludo y por acá pendiente.
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