El enamoramiento es, químicamente hablando, una combinación de dopamina y serotonina que son incentivadores del sistema nervioso y del estado de ánimo de una persona. La amistad, es la necesidad que tiene el ser humano de agruparse para elevar la probabilidad de sobrevivir en entornos hostiles.
Lo anterior es un injusto resumen de esos dos términos que hoy se "festejan" en casi todo el mundo. El Santo llamado Valentín de Génova, que casaba a romanos (principalmente soldados) a escondidas por medio del entonces rito pagano del cristianismo, se volvió santo, debido a que lo mataron por estas "rebeldías" ocurridas en el imperio romano, lo encarcelan y se enamora de la hija del carcelero, a la que el posterior Santo le envía una carta, considera la primer tarjeta de san Valentín.
La anterior leyenda fue definida ya que (como ha sido a lo largo de la historia humana), se trató de vicular ritos paganos a las fiestas cristianas, el rito pagano de la "lupercalia" que está relacionado con la fertilidad.
Las historias truculentas que se han derivado de todas las creaciones derivadas del famoso niñ@ alado encuerado que lanza flechas de amor, (que para los griegos fue Eros, dios del amor) ha sido, como el caso de Santa Claus, utilizado por la modernidad para incentivar el consumo en el primer bimestre del año, la siguiente creación para el bimestre sucesivo, el día del niño y el día de la madre y así consecutivamente.
Siendo esta un parte del embrollo del 14 de febrero, es posible, sin mayor esfuerzo, convenir que la sociedad, por más avanzada que sea, sigue ritos milenarios relacionados a los sentidos más básicos que tiene el ser humano, aprovechado, eso sí, por las corporaciones de las que el mundo moderno puede presumir.